jueves, 26 de enero de 2012

Sí, soy yo...



Es curioso que los habitantes de Agua dependan de ese trasto –móvil lo llaman ellos- para pensar con cierta lucidez.

Sí, sí, por supuesto. Esto no puede seguir así –les escucho decir, decidir, en el metro, con el artiliugio pegado a la cabeza, sentados en un banco, cuando la vida -sí, soy yo- les concede un paréntesis, un receso, una tregua.

A los más impulsivos, el móvil les conmina con un timbre o alguna melodía a detenerse y –No, definitivamente no me interesa- reflexionar.

Hay numerosas compañías que ofertan, a precios muy competitivos, este singular servicio que se factura por minutos. He adquirido uno de tarjeta para probar. He debido colocarlo en una posición incorrecta porque durante esa media hora no se me ha ocurrido absolutamente nada; no he llegado a ninguna conclusión sobre ningún aspecto cotidiano ni trascendental de mi existencia en este planeta.

Va a ser la batería –he pensado, decidido, verbalizado, cuando ya estaba a punto de guardarlo en el bolsillo.

Crónica de agua

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